domingo, 8 de marzo de 2009

A usted, que le gusta leer.

Ha leído un libro, y despúes ver la versión cinematográfica del mismo?
Bueno, cuando hago eso, lejos siempre y por siempre me quedo con la versión literaria. Entiendo que por temas de contenido, duración y quizás hasta presupuesto, la adaptación debe ser casi imposible en su totalidad, y se salten la mayoria de las historias paralelas que aparecen en el libro, pero igual vale la pena tener las dos experiencia sobre la historia, aunque, insisto, los libros son mucho mejor, cuando a alguien le gusta harto leer, como a mí, o de donde creen que sacaría tanto que escribir, me debo instruir también y lograr mis inspiraciones, aunque últimamente me inspiro en cualquier situación.

Típico que cuando el libro que daban a leer en el colegio era demasiado fome o muy largo para el tiempo que había para leerlo, uno preferia la película, además siempre habían más compañeras con la misma intención, se juntaba el grupo interesado, se reunía la plata entre todas para el arriendo en el videoclub de la esquina, veíamos la película un día antes de la prueba y con eso, jurábamos la nota sobre seis, y nos creíamos demasiado inteligentes engañando a la profesora con tal hazaña. Resultado, el grupo entero con suerte llegaba al cuatro, porque resulta que las películas muchas veces modifican las historias y sobre todo el final, y como no se profundiza más allá que en el tema principal, no había como darle al fin educativo que tenía la intención de ''leer'' un libro, que en realidad era esa la idea, comprender lo que se leía, más que lo se veía. Ni ahora se puede llegar a la comprensión total de todo lo que uno vé.

Luego cuando el libro era muy entretenido, lo leía unas dos o tres veces, hacía resúmenes y se los vendía o cambiaba a mis compañeras, por lo general a cambio que me hicierán las pruebas y trabajos de matemáticas donde siempre me iba más o menos, y no pésimo, porque me mandaban a clases extra los martes y jueves para no sacarme tantos tres, o ya si la compañera eran tan floja, me tenía que dar un chocolate grande, pero con eso, si que les iba harto bien a mis clientes, y mi negocio prósperaba. A la mejor amiga de la época le hacia los resúmenes gratis, por tener ese importante rol en la vida, pero me daba demasiada rabia cuando el domingo en la noche me pedía la misión de leerle el libro porque la prueba era al otro día, y yo claro, despúes del reto, y de no asegurarle más de un cinco, cumplía con tal noble favor.

Actualmente, para continuar con el entranamiento intelectual, me hice socia de la biblioteca, con el fin de leer un enriquecedor libro cada quince días, pero no me da el tiempo para tanto, así entre prórrogas y prórrogas trato de ir terminando cada ejemplar, lo bueno es que si es fome, lo cambio por otro, así de simple y rápido, en eso consiste el trato.

Como sería bueno hacer eso con tantas cosas en la vida, ya me lo puedo imaginar, "sea usted socia, use el ejemplar de su gusto, una vez terminada su utilización, viene por otro, o bien si algo no le gustó o ya la aburrió, venga y le entregamos uno nuevo, sólo por una modica cuota anual''. Espléndido


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