sábado, 7 de marzo de 2009

siempre ladys!

El viernes pasado despúes del gym, se nos ocurrió ir a tomarnos algo, había mucho tema pendiente y harta ''queja'' hacia el mundo que discutir.
Las salidas normales de nosotras, mujeres bien parecidas que se aferran a los veintes todavía(algunas más y otras menos) , consiste básicamente en asistir a esos lugares, donde se reservan el derecho de admisión, a nadie le piden el carnet antes de pedir algo con grado alcohólico y definitivamente el ambiente hace que nos sintamos increíblemente cómodas, como para hacer aumentar bastante la cuenta.
Nos reunimos en torno a algo rico que ofrezca la carta internacional, un muy buen ron cola o algún vino blanco, con su respectivo acompañante culinario.
Pero cuando se nos ocurre aventurar en esos lugares en donde hace años hubiesemos entrado completamente en onda, muy de mochila, poco a nada de maquillaje y hasta quizás con unas converse en los pies, la cosa cambia bastante.

Llegando, buscamos mesa, nos tragamos el olor a cantina propio de la mezcla de cerveza, fritanga y humo. Una vez instalandas y siendo el blanco de todos los sub 22 presentes, pasan y pasan los minutos sin que nadie nos atienda, hasta que nos damos cuenta que se paga al entrar lo que se va a consumir. Se consigue fácilmente la atención del administrador, quien no se resiste a la excepcion de ser atendidas a la mesa, y vamos uniéndonos a la conversación en torno a alguna variedad de cerveza, mucha empanadita con ketchup, la papa frita y la chorrillana con tomate, queso y jamón. Como el presupuesto da para más, somos atendidas como princesas y nos llevan la servilleta para repasar los vasos y cambian el cenicero con miles de colillas de kent silver de las amigas a cada rato. Más cerveza por favor.
Saliendo felices de haber resistido la aventura, mas contentas de haber echo algo distinto remorándonos a tiempos aquellos donde era parte de la cultura estudiantil, dejamos la propina, que despúes recordamos que no se usa en esos lugares, asi que nos imaginamos que el que se la encontró quedó con los pasajes de la micro listo por unos días, terminamos la jornada felices de la vida, con la ropa y el pelo con un olor bastante poco glamoroso, le ponemos chala y calabaza calabaza, cada una para su casa.

Al otro día ni hablar, mi cuerpo pasando la cuenta, me tuvo casi todo el día recordando lo comido y bebido, hasta hacerme jurar que la próxima vez no sera tan radical el cambio, y que fue un crimen hacer eso despúes de una clase de spinnig, que el tratamiendo contra los kilos no merece ese atentado terrorista, que no soy una kamikaze y que aunque lo pasé re bien con las amigas, ya no estamos para eso, pasó la etapa y supongo que bien quemada en su debido tiempo.

Prefiriendo mil veces la resaca post desenfrenada noche con tequilas, rones y mojitos, hasta esa caña es mas digna que esto, nunca más le hago un homenaje tan en serio al tan popular homero simpson, saliendo del bar de mou.

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