jueves, 13 de agosto de 2009

Soy Adicta

Tengo un serio problema, de verdad ya es serio.... Cuando lo veo ahí tan frío, pero a la vez tan dulce.... cuando lo siento cerca, me descontrola esa necesidad de tenerlo y hacerlo plenamente mío, porque nada más me hace sentir mejor que su suavidad y todo lo que me da. Porque trato de evitarlo para no caer en esa tentación que me deja un gran sentido de culpabilidad una vez que lo he dejado, porque nuestra relación es así desde hace muchos años, y creo que no podré dejarlo jamas, ni aunque me esfuerze por hacerlo. Porque nada puede reemplazar el poder que tiene sobre mí, porque trato y me esfuerzo por dejar la adicción, ya que sus consecuencias pueden ser graves, pero aún puedo creer que valen la pena. Nadie se ha muerto por comer demasiado manjar.

No conozco a nadie que el manjar o -dulce de leche- le provoque tanto.... que evite comprarlo porque sabe que terminara todo recorriendo mi interna humanidad, porque un kilo de el y una cuchara, hacen que se me olvide el mundo, y me sienta en otra galaxia, probándolos en todas sus versiones, con todos sus nombres, e incluso de otras nacionalidades, uno los prefiero más que otros, pero de todas maneras no hay alguno que no me guste. Más ahora que descubrí la versión acaramelada del manjar, que es una verdadera droga, y luchando por la abstinencia para no sentir las consecuencias que una adicción como esta, que herede de mi querido señor padre que padece el mismo problema, pero no entiendo como lo controla tanto, porque yo veo la bolsa o el frasco abierto y no pasaran unas horas sin que este vacío. De verdad comparto también mi experiencia, porque estoy haciendo una inútil terapía, porque a diferencia del adicto a los jarabes, a las aspirinas, a las drogas, al schop, a las personas, al chocolate, al vino de caja etc... a mí no me interesa rehabilitarme jamás.

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