domingo, 31 de mayo de 2009

Patronatocenter

Mi sobrina quería que la llevara al centro árabe, chino y nacional de las pilchas. Porque la última vez que la llevé me carteriaron y se llevaron la mitad del presupuesto, pero con la ira sentida me largue rápidamente del lugar. Pasarón años hasta que accedí a llevarla a pasear donde venden demasiada ropa de mujer, pero mucha, sobre todo de tallas entre la 34 y 40, pero de hombre casi no hay, y algo de bebes tambien, pero lo que definitivamente no venden es ropa para mí. Porque no es por nada, pero como que nada de ahí me queda a mí, porque me gustan los probadores con espejos grandes y harta luz, me gusta la ropa que dura años, y no la de temporada, las tarjetas de crédito, y no la presto que es la única disponible para el comercio del sector y la aceptan hasta en los kioskos, y no sé, quizás en otras condiciones capaz que encuentre algo, pero en este día no. Bajo mi parka larga puse mi banano antirobos, que portaba el presupuesto, mis documentos y un celular de 12 Uf. Comenzó la peregrinación por las calles del Hong-kong nacional, con ropa por todos lados, megafonos anunciado ofertas, cosméticos que se decían de marcas, pero no estaban ni cerca, sólo tolueno color fucsia para labios, la LV en la cuneta a cinco lucas y perfumes de ''falabella'' como decían sus vendedores. Harta lais, y harto punga esperando personas que como -yo alguna vez- paseaban confiadas, con la cartera al viento lista para llevar, harta gastronomía callejera con novedades tan sofisticadas como el jugo tropical, pastelitos y cosas para el paso, en el extenuante caminar, porque si que ha crecido el comercio en el sector, y cada tienda con el cartel de ''se necesita vendedora'' , porque ya me imagino a esos jefes orientales con la intención de la explotación en la sangre.
Harta ropa del tipo yingo y mucha gente por todos lados en realidad, la fabi más regodiona que yo, finalmente compró un par de cosas y nada más, pero para lograr eso pasarón cerca de 4 horas, y yo mega trasnochada, porque post jornada laboral, y pueba de economía en la u, me había ido de carrete hasta las 5 am, repartiendo ebrios en el camino de regreso, y una vez llegando a mi casa, programe un sueño de cuatro horas para cumplir como debe ser. Con tantas ganas de dormir, tanto caminar y tanto vitrineo, ya tenía un hambre de camionero, que despúes del rico festín árabe se paso, y pude al fin comenzar mi retiro a medida que iban cerrando las tiendas y colgaban el letrero ''solo mayoristas'', y por fin me pude ir.

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