miércoles, 22 de abril de 2009

Cliente Premium

Una muy conocida casa comercial del país considera que mi nivel de endeudamiento con ellos, y los interés que pago (que ni me importa saber cuanto es) , es mérito suficiente para otorgarme la noble distinción ''cliente premium'', lo que básicamente significa; persona que se endeuda mucho, porque nunca tiene todo el efectivo para cancelar según lo que gasta, ya que de hacerlo así estaría sin ni uno todo el mes, y porque jura que pagando con plástico, duele menos que ir entregando billetes por cada compra.

En consideracion a lo anterior, hay que tener en cuenta que las condiciones para mantener tan significativo nombramiento es continuar con la gran cantidad de compras que mi tarjeta pueda resistir, y mi capacidad de pago también. El asunto es, que debido a la situación actual de trabajador-estudiante universitario II y los millones que eso implica, había dado por finalizada la era de la compra compulsiva de mi vida - por lo menos por este año-, ó hasta que la condiciones salariales fueran modificadas en consideración, apareciera una herencia millonaria de algún pariente desconocido, sea la afortunada del kino, o encuentre un tata millonario que muy sentado en un silla de ruedas, con la placa suelta me pida matrimonio y me case con él, rogándo porque apenas salga de la iglesia se me muera el viejito y me deje muy joven-viuda-adinerada, al más puro estilo Anna Nicole Smith.

De todas maneras, me alegre por el reconocimiento, que premia mi esfuerzo por adquirir más bienes y servicios de manera constante, sacando cada vez que pueda la tarjeta verde e ir pasándola por cuanta máquina la acepte, para pagar cada pilcha que me compre y cuanta cosa vista - digna para lucir-, porque en estos casos la frase ''Dios proveera'' no sirve, y todavía no hay santo que se apiade de las deudas, y no creo que salga uno por ahora, ni por la crisis. Tampoco sería un lujo ser rostro de Dicom, y antes de eso, prefiero pasarme la vida en la boutique de la buena fé, comprandome ropa de vieja aristocrática, y de paso también me doy cuenta la cantidad de cosas que puedo comprar y pagar en tan poco tiempo, y de como estaría esa cuenta de ahorro si gastara menos.

Así que, lamentablemente esta vez, la tienda como que llego tarde con la membresía para mí, porque definitivamente -espero- la abstinencia por las compras, me dure y no me permita caer en su uso exagerado,-a menos que pase algo de lo anterior-, tampoco actuaría como esas personas que se enfurecen con el pobre pedazo de plástico, como si se usarán sólos, y lo rompen, despúes se arrepienten, patalean y lloran, en ese caso mejor dejarla en la casa, pero prefiero portarla siempre ''por si acaso'', porque en una de esas las botas que costaban cien mil, las bajan a cincuenta mil, o si me pasa una tragedia del tipo, ''me tengo que comprar una chaqueta nueva ahora, porque llueve y llueve y no traje ninguna'', o algún cumpleaños improvisado, donde el festejado merezca desembolso en su persona o por último la depresión me tenga al borde del río mapocho lista para un piquero.

Entonces mientras mantenga el control esta vez, no me van a estusiasmar con ninguna venta noctuna, ni compras con un interés del demonio que una obvia con tal de comprarse todo de una sola vez, y nada parecido, porque como dicen por ahí, ''nadie se hizo millonario gastando'', porque yo me hice rica el día que nací.

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