viernes, 17 de julio de 2009

Compraholica

El otro día se me acerco un tipo y me dijo ''una ayuda, soy alcoholico''....
Me imagine en el banco diciendo; ''una ayuda, soy compradora compulsiva''... a ver con que me salían, porque más que mal, también es una adicción, porque cuando compro me cambia el animo, me inyecto de toneladas de endorfinas que me dejan en las nubes, viendo campanitas y mariposas, (efecto similiar al del enamoramiento dicen por ahí) e incluso entro en una estado anoréxico durante un buen rato, porque con la felicidad de comprar y ver mis adquisiones en mi poder, se me olvida hasta el hambre y sólo quiero disfrutar mis pertenencias nuevas, porque no hay nada más alucinante que algo nuevo, y ese placer exquisito que provoca encontrar cosas que te hacen sentir y lucir increíble, y logran que una salga hecha una winner caminando como si el mundo fuera una pasarela y una hecha un top model, con pinta para sociales notando como el resto percibe la magia de tener más de algo nuevo, y como se lucen las cosas cuando se tiene semejante percha, porque si fuera fea ni con seda como dice el dicho, y aprovechando todo lo que naturaleza me dio, le doy a mi ser todo lo que se merece para andar bien por la vida, nada más.
Porque como nací buena para esto, he ido afinando aún más el ojo, llegando al nivel de profesionalización del arte (si tampoco es llegar y gastar) y por más que dije que este año iba a tener abstinencia de comprar, los astros se apiadaron de mí y me aumentaron los ingresos, por lo que podré continuar con mi adicción, sin la menor intención de rehabilitarme, y ni aunque me pateara Brad Pitt sería posible una depresión en mi vida, ya que la terapía del mall es mejor que cualquier psícologo que me tenga contandole mis tragedias y me haga revisar mi ''yo'', habiendole pagado y saliendo peor que cuando llegue, porque la realidad es tomar el auto, llegando a un buen emporio comercial, y sabiendo que de ahí saldre mejor que cuando llegué, totalmente sanada, endeudada o sin ni uno, pero la salud es lo primero. Amando el peso de las bolsas y ese re descubrimiento de todo lo comprando, probando, cortando etiquetas y ni mirar las boletas, porque todo lo valgo, y vamos haciendo espacio no más porque, da lo mismo si ya no entra ni un calcetín, siempre habrá un lugar y se lo inventamos sacando de allá y poniendo por acá, porque yo sí aprendí la técnica de comprimir cosas.
Además considerando el período en el que me encuentro en donde cada adquisión esta totalmente justificada, nadie me dice nada, ni nadie se espanta al verme gastar de esta manera, y mi papá me vé y me auspicia más todavía -para todo aquello que me pueda echar encima- aún cuando yo se el doble propósito de esta situación: Mi superficial felicidad, (que envuelve la otra gran felicidad que poseo) que ya no cabe en mi closét y busco cambiar el escritorio por unos buenos y amplios cajones para continuar esta era , donde además prometí que jubilaría mi vida con ciertas cosas, todo para justificar aún más la inversión.

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