lunes, 14 de septiembre de 2009

Psico

La psícologa que si bien ya me tenía de alta, porque definitivamente me da la idea que no se la pudo con un caso tan extremo como el mío. Porque me volví odiosamente adorable, con esta mente distorcionada que poseo, todo porque me preguntó que había hecho el jueves y le conté que había ido a un velorio y que lo había pasado regio encontrándome con personas que no veía hace rato, y que la difunta había muerto en paz. De paso le dictaba mi obituario, le pedía que dejarán mi ataud de madera brillante cerrado, y que publicaran mi defunción en todos los diarios. Además de encontrar esta personalidad que hace y deshace como si nada en el mundo, y continúa el camino feliz, dejando la huella por donde pase, porque una debe sembrar, para cosechar se dice por ahí y a mi no me interesa ganarme el odio el mundo, menos para el día que quiera ser Presidenta de la república, tener mi gabinete de primera categoría y negarle el permiso de comenzar la parada militar el 19 de septiembre al uniformado sobre el caballo enchulado, y se quedan sin glorias del ejército, total a la Presidenta no le dierón ganas de ver el típico y ultra repetido espéctaculo, donde lo únicos entusiasmados son los familiares de los desfilantes y el ex uniformado nostalgico. Aunque pensándolo bien, me gustaría ser más primera dama de la nación y acompañar a Sr Presidente a recorrer el mundo, y organizar juntas con señoras bien del país, con desayunos, oncecitas y bingos sour varios para la sociedad, con harto trajecito dos piezas, bien clásico, creyéndome la Carla Bruni del occidente. Sí, la verdad prefiero llevarme la parte cómoda de la historia, por lo menos en esa parte ya de la vida, porque que sea una la que la lleve siempre, agota.. y si que agota, así que si tienes intenciones de conquistarme y regalarme una roca de diamantes algún día, no me hagas tomar todas las decisiones a mí, que ya me cansé.
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La pobre psico que prefirió el alta eterna y librarse de mí, ya que de todas maneras sus sermones pagados, eran lo mismo que podía escuchar de la sabiduría de una amiga, con un daikiri de frambuesa en la mano, acompañado del tejido eterno entre dos amigas, y ni hablar si hay más de dos. Así que mejor establezco relaciones médicas con un psícologo, para que me entienda y que me diga que ''soy un desafío'' en su carrera, y eso que un real desafío sería la quintrala de seminario, y no yo, pero en fin, como que le tengo más fé a este tipo y a sus canas, porque los ojos verdes que tiene, y la brillantez de su calvicie frontal, lo hace ser totalmente de confianza para mi persona, y eso ya le da mérito para tenerme de paciente impaciente, porque espero resultados inmediatos al desiquilibrio emocional, porque no me da por llorar, ni me dan ganas de tirarme al mapocho, ni andar toda impresentable recorriendo el mundo, porque a mi me dió la anti.depre, o sea, es todo, pero todo, al revez.
Un verdadero desequilibrio para un mundo donde bajonearse es normal.

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