martes, 14 de septiembre de 2010

Bicentenario

Llegó el mes más satánico para la que quiere llegar digna al verano, y más aún este año que nos ganamos 4 días de celebración, que prácticamente son 5, porque el jueves 16 el festejo corporativo va fijo, y no es mucho lo que se va a trabajar ya que muchas empresas terminan la jornada al mediodía, todo para bombardear las arterias de cuanta carne, empanada, choripán y cuanto menjunje chileno la humanidad sea capaz de resistir, sumándole los litros de bebestible, y vamos haciendo el intento de una cueca, que bailan los que saben, los ebrios y los obligados. Porque sólo en este país le hacemos tributo al folclor de cualquier otra parte, pero bien poco al nuestro, usamos la palabra altiro que sólo nosotros sabemos para que sirve, a los niños los disfrazan de huasos, somos buenísimos para las colectas solidarias, y pelamos al que no aporta, tenemos nanas peruanas y chilenizamos todo lo que veamos afuera, nos encantan los turistas europeos pero no los altiplanicos, y la amigocracia lo es todo en este país.

Así que viviendo el bicentenario en grande, a celebrar se ha dicho, porque mi mamá dice que hay que comprar torta este año para festejar a Chile, un país que este año fue azotado con un terremoto bajo nuestros pies -como diría, nuestro tan redudante Señor Presi- y como si no fuera poco, tenemos a 33 mineros viviendo a setecientos metros bajo tierra,  batiendo el record de sobrevivencia, así que por ellos, los que se fuerón y los que vendrán, Viva Chile!.



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