domingo, 19 de septiembre de 2010

Vicente


En estas fechas en donde la fiesta, la fonda, la comida, los espéctaculos, la bandera, el asado y hasta la curadera se apellida  del Bicentenario, el festejo es realmente en grande, ya que 200 años es gran cosa señores.

Claro que entre todo lo que ha sido esta celebración, también llegó Vicente.  

Vicente Francisco, se podría decir que llegó directamente de París, se lo cargarón a una cigueña, luego que salió de un repollo. Nada más glamoroso que todo lo anterior.
Para su llegada -la más esperada del año-  sus papás no pensaban que junto a su festejo, iba a andar todo Chile enfiestado también, pero bien él que escogió que su arribo fuera en grande, porque ya se dislumbra su futuro esplendor, de hecho, si le contara a su mamá que su hijo será la equivalencia real al mítico Mr. Hefner de Playboy  -porqué?- sólo por andar todo el día en pijama, estar rodeado de mujeres regias adulándole cada gracia, y muriéndose por conocerlo. O sea amiga querida su hijito sera el objeto de nuestros más tiernos deseos, que hasta quien no tenga instinto maternal caerá en los baby pies de principito.

Mis dedicaciones exclusivas a los Álvarez-Díaz, por entrar en la locura de ser padres, porqué ahora sí que las cosas van a cambiar, ya que principito va a llorar por su papa, su muda y quizás que cosa, y allá van a tener que correr, los ojos les brillarán cuando un lápiz les tenga el mundo dibujado en la pared -ojala recién pintada-, ó cúando tengan que andar trás la novedad del año por su pequeñito, pero todo eso será poco para cuando algún día poco lejano con un poco más de un metro les diga cuánto los ama y sonría con menos dientes que anciano de hogar pobre. Muchísimas felicidades a todos los involucrados, y a celebrar a Vicente se ha dicho. Feliz Bicentenario.





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