viernes, 5 de marzo de 2010

Nada más que temblor.



No hay mayor intención de publicar mucho más sobre el terremoto, ya que imagino que quienes hoy tienen acceso a la net también habrán visto las maratónicas jornadas dedicadas al último acontencer noticioso del país, en donde se ha visto desde la verguenza nacional hasta el orgullo máximo expresado en solidaridad. Con réplicas y todo, aún tenemos en cuenta los edificios caídos, los a punto de caer, lo que el agua arrebató, las familias desaparecidas, las listas de fallecidos, los colaboradores, las empresas que apoyan, el gobierno, la Sra Presidenta que la pobre esta bien lejos de sentirse la Scarlet O'hara del terremoto con la manera que le toca entregar el país al siguiente Presi, que también ni se imaginó un día que lograr ser la máxima autoridad de una nación sería algo bastante más complicado que ser gerente de cualquier empresa, y así continuamos  con rostros tan conocidos como el da la Sra Fernández de la Onemi, que fue mi profe en la universidad, donde por esos años  contaba como había preparado  a Miss Bolocco para ser la triunfadora de la corona de belleza universal, cosa que encontré bastante interesante para aquella época. Y podriamos estar muchísimo tiempo dedicándonos a lo que ya todos sabemos y creemos, pero esto me deja de claro manifiesto en la burbuja en la que me encuentro, porque esta mañana desperté en mi cama con la alarma del celular, encendí la tele con cable, me duché con el agua más caliente que otros días, me tomé un jugo natural, y un yogur que saque del refrigerador, busqué qué usar en mi closet, combiné con zapatos, me diseñe un rostro decente reflejándome en el espejo del baño y tome mi auto para salir a trabajar. Por lo que mientras termino de redactar lo anterior un sentimiento bastante culposo me invade porque para mí fue un temblor, sí, para muchos fue sólo un temblor, porque el real terremoto esta en otro lugar, en otra realidad, en otras condiciones bajo otras cincunstancias, que es imposible ignorar.

Mención honrrosa a la fotografía  principal, un real ícono de la catástrofe, un verdadero acierto de quién inmortalizó este momento. Bruno -el de la foto- esta bien con su familia, un canal de televisión mostró su historia, y un empresario le ofreció trabajo. 
Suerte que tenemos muchos, demasiada suerte en medio de tanta desgracia.

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