jueves, 18 de febrero de 2010

Y qué


La gallá este año pescó tan poco el día de los enamorados, o definitivamente mi indiferencia al tema hizo que sintiera eso, porque no recibo chocolates en el verano, porque las flores las prefiero en mi fúneral, y los peluches estan total y absolutamente fuera de ser algo que alguna vez más en la vida deba recibir.
Ya no le saco la lengua a san valentin, sino que preferi darle con el sútil y drástico látigo de la indiferencia, aunque puede que se me haya pasado la mano con la rosa que me regalaba el promotor de perfumes del mall, diciéndole que no me gustan, y que finalmente se la dió a mi mamá, pero debía lograr la consecuencia absoluta, y lo hice, porque si encuentro que la cursileria es siniestra, macabra, satánica, vomitable y nauseabunda, peor es que ésta sea comercializada, aunque se revuelquen los poetas por mis dichos, más de lo que se retuerceria Armani si viera que un chiquillo con pinta de altiplanico y nombre de continente  es su máximo exponente en este país.

Yo celebro, cuando quiero.

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