Casi me morí... así de simple.
Porque era imposible que despúes de trabajar tanto, visitar tanta amiga linda, y tanta guagua rubia recién nacida, tanto informe, planificación y cosas más, me quedara un sábado en la casa, así que ni pensando en la lluvia que caía en pleno septiembre partí a cruzar la ciudad, a compartir con los contemporáneos de mi generación. Luego de unos cuantos reggaetones, absolut vainilla con ginger, el megacálorico menú de mc donals más un piso resbaladizo se armaría el escenario perfecto para que mi regreso a casa fuera casi mortal, de thriller, del terror, siniestro, macabro..fa.tal. Una sola pestañada y casi veo el túnel con San Pedro esperándome listo para sermonearme por adelantada, por no terminar de cumplir mi misión en la tierra y mandarme a cambiar al santo reino justo en la flor de mi juventud, o creen que me iré al infierno como algunos de ustedes? Jamás, al cielo y en el V.I.P.
Resultado; los amigos del camino, que de verdad son casi todos amigos míos ya con lo seguido que nos hemos visto, me consolaban y me decían que con el seguro el auto me iba a quedar más nuevo de lo que era, porque el parachoque de verdad que sirve para eso, aunque me quedó la mitad en la autopista y varias partes menos que repartí en esa fracción de segundo que mi vida pendía de un hilo, y yo con el shock tenía el dramatismo de la vida, porque no he salido aún ni en las sociales como para figurar en el obituario del diario, entonces me decían los señores policiales uniformados que me acompañaban a mi casa, y yo me imaginaba a mi pobre padre viéndome llegar con ellos creyendo cualquier barbaridad que su hijita no cometeria, por lo que despúes de darme la tranquilidad de que casi nada pasó, y el seguro que me pedía que dejara de llorar para contar bien la historia y dejar en mi historial de la aseguradora, que un accidente más y me echa cascando por poco rentable, decidí volver solita con mi auto accidentado, recordándome como el cabo Saldías me recomendaba buscarme un alguién que las hiciera de copiloto o por último que me llevara como tal, y yo como que quería matarlo e irme a la cárcel por acriminarme con un carabinero en la comisaría, pero le ponía cara de , ''ya bueno, mañana me casó con un rottwailler para que me cuide también''. Una vez en mi casa, con el auto para el olvido, y mi mama exigiéndo el cambio del mismo porque según ella la culpa la tiene el y felizmente no yo, así que encontrándole toda la razón y con mi consciencia en la nada, porque le debo mi continuidad a no se quién, o porque mis reflejos fueron tan perfectos y oportunos que lograron la maniobra de la vida, que sólo me dejo uno que otro dolor muscular, y el susto eterno, que me hizo jurar que a partir de esa madrugada, y por siempre mi vida va a cambiar....aún más...